sábado, 28 de junio de 2008

Noches de Adrenalina

Esta entrada será (lo presiento) algo confusa, tal vez como se presentó y presenta este blog. Y es que no podría tener mejor título para esta entrada. Noches de Adrenalina, como se titula el poemario de Carmen Ollé, expresa mi estado alerta (por el café –en exámenes finales y desconcentrada-) y mi experiencia hace un par de días en una charla acerca de Simone de Beauvoir en relación con otros temas. No pude dejar de tener el constante recuerdo de este poemario durante la charla que, si bien resultó un poco corta y algo ida, dejó en mí buenos recuerdos de tiempos de colegio. De la nueva poesía, mas de un mundo viejo, el que tanto me solía inspirar y que tanto anhelaba/anhelo comprender.

No pretendo contarles la charla, explicarles mi visión de Beauvoir o de Ollé, ni de mi opinión en cuanto al feminismo o cosas que, por qué no, podrían discutirse en otras noches. No en éstas, de adrenalina.

Siento entonces la necesidad de compartir el poema que abre “Noches de Adrenalina” y que, si me acordé de él, fue por la mención de un concepto repetido en la literatura de Beauvoir que se mencionó en la charla: La concepción dicotómica del cuerpo femenino; por un lado adscrito a una santidad y complejidad inquietante y, por el otro, a una repugnancia, a una experiencia que no se quiere ahondar con los años, a una forma incoherente.

“Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque cardíaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada.

He vuelto a despertar en Lima a ser una mujer que va
midiendo su talle en las vitrinas como muchas preocupada
por el vaivén de su culo transparente.
Lima es una ciudad como yo una utopía de mujer.
Son millas las que me separan de Lima reducidas a sólo
24 horas de avión como una vida se reduce a una sola
crema o a una sola visión del paraíso.
¿Por qué describo este placer agrio al amanecer?
Tengo 30 años (la edad del stress).
Mi vagina se llena de hongos como consecuencia del
primer parto.
Este verano se repleta de espaldas tostadas en el
mediterráneo.
El color del mar es tan verde como mi lírica
verde de bella subdesarrollada”

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